El mundo lidia con las crisis interconectadas: cambio climático, pérdida de biodiversidad, violaciones de derechos y desigualdades, amenazando tanto el planeta como el bienestar de la humanidad. Dentro de nuestros territorios, una mayor presión sobre nuestras tierras y recursos, está resultando en mayor degradación ambiental, acaparamiento de tierras, desplazamiento forzado y ataques a nuestros derechos.

Sin embargo, somos resilientes, actuando como guardianes de extensos territorios tradicionales que albergan una parte importante de los restantes bosques y ecosistemas intactos del mundo. Estamos seguros de que empoderar a nuestros pueblos y comunidades no es solo una cuestión de justicia y equidad, sino también un imperativo estratégico para afrontar la crisis.

A pesar de nuestro papel de guardianes, muy poco financiamiento se dirige a nuestros derechos y al desarrollo autodeterminado, y solo una fracción de estos fondos llega a nuestros territorios y organizaciones. A menudo, los fondos son indirectos, a corto plazo, impredecibles y desalineados con nuestras prioridades autodeterminadas.

En los últimos años, hemos sido testigos de un mayor compromiso para cambiar esta realidad, pero el ritmo de cambio sigue siendo frustrantemente lento y no coincide con la urgencia de las crisis que enfrentamos. Para abordar estos desafíos de manera efectiva, en 2022 lanzamos la plataforma Shandia.